lunes, 22 de octubre de 2012

Un buen desayuno.

Buenos días a tod@s!
Como lo prometido es deuda, tras éste pequeño paréntesis, vuelvo con las pilas cargadas y nuevos artículos muy interesantes que espero os gusten.
Hoy quiero hablaros de la importancia que tiene realizar un buen desayuno y sobre lo que debe contener éste.
 
Desde pequeños, nuestros padres, profesores, etc…nos han intentado inculcar que el desayuno es la comida más importante del día, y para ser sinceros, en la gran mayoría de los casos, no lo consiguieron…
En realidad, el desayuno es la segunda comida más importante del día, por detrás del almuerzo.
Un desayuno completo debe rondar las 500 calorías aproximadamente, mientras que un almuerzo compuesto de una ensalada o sopa, y un segundo plato con pescado o carne a la plancha con guarnición de verduras, debe andar por las 700 calorías.
 
Pero, ¿cuál sería un desayuno perfecto?
Pues bien,  para empezar, debemos saber que al ser la primera ingesta de alimentos de nuestro día, podemos incluir en ella alimentos con grasas que no nos podemos permitir el resto del día, ya que tenemos todo el día por delante para quemar éstos.
El desayuno perfecto es aquél que contiene todos los macronutrientes (hidratos de carbono, proteínas y grasas de las llamadas “buenas”), y además, la mayor cantidad posible de micronutrientes (vitaminas y minerales). Pero vayamos paso a paso:
Dentro de los hidratos de carbono podemos encontrar de 2 tipos:
-          Hidratos de carbono Simples (glucosa y fructosa) = se digieren muy rápidamente y pasan casi de inmediato a la sangre. Algunos ejemplos de éste tipo de hidratos simples serían la bollería industrial, los dulces, azúcar de mesa, etc…
-          Hidratos de carbono Complejos (almidones) = son los llamados hidratos de absorción lenta, como por ejemplo: cereales, frutas, verduras, etc…
Una buena opción para tomar hidratos complejos es:  la avena, los cereales integrales, muesli, frutas, tostadas, etc…
Estos hidratos son los que nos proporcionarán la mayor parte de las calorías del desayuno y nos aportarán mayor tiempo de saciedad.
 
En cuanto a las proteínas, nos podemos suministrar de ellas tomándolas en forma de:  huevos  (cocidos o en revuelto), jamón serrano, pechuga de pavo, queso fresco,  jamón cocido, yogures desnatados, leche semi o desnatada, etc…
 
Por otro lado, no debemos olvidar ingerir grasas en nuestro desayuno, ya que nos ayudará a no acumularlas y a aportar las energías principales de nuestra mañana.
Ya sabéis que cuando hablo de “grasas”, me refiero a las “grasas buenas”, así que olvidaros de desayunar unos churros o unas galletas de chocolate.
Sin embargo, podemos sustituir esos alimentos por aceite de oliva, frutos secos, margarina, etc… (todos ellos en bajas cantidades).
 
Y por supuesto, no podemos olvidarnos de las frutas y los zumos, los cuales nos aportarán una elevada cantidad de vitaminas y minerales.
Por cierto, si puedes permitírtelo, deja a un lado los zumos industriales y opta por los naturales. Te resultarán mucho más sabrosos y de paso, evitarás todos los conservantes de los jugos envasados.
 
Dicho esto, os recomiendo que no seáis perezosos y  le dediquéis el tiempo que se merece a vuestro desayuno.
En mi casa siempre he solido escuchar éste refrán:
“Desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo!
Un saludo.

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