Buenos días,
Volviendo con la sección en la
que hablamos sobre patologías o estados fisiológicos, y comentamos algunos
consejos nutricionales para disminuir sus síntomas y efectos, hoy vamos a
tratar el colesterol.
Podríamos hablar largo y tendido
sobre este tema, pero resultaría algo farragoso y quizás tedioso, con lo que
“pasaremos” por encima y tan sólo
trataremos aspectos esenciales del mismo.
Hay muchísimas personas que
piensan que el colesterol es una enfermedad en sí misma, pero nada más lejos de
la realidad.
En líneas generales, podríamos
decir que el colesterol no es más que una sustancia adiposa que se encuentra de
forma natural en el cuerpo, y cuya función principal es la de hacer que
funcionen adecuadamente todas las
paredes de las células.
La gran mayoría del colesterol se
produce en el hígado, salvo una pequeña cantidad que procede de la
alimentación.
El cuerpo necesita una
determinada cantidad de colesterol para funcionar correctamente, pero cuando
existe un exceso de colesterol en la sangre, es cuando pueden aparecer
problemas al acumularse depósitos de
grasa en las arterias.
Dicho esto, es conveniente que a
continuación expliquemos la diferencia entre colesterol bueno y colesterol
malo.
El colesterol bueno (HDL), se
encarga de arrastrar el colesterol de las arterias hacía el hígado para ser
eliminado.
Imaginaros que las arterias son
tuberías y que el colesterol bueno es un desatascador, que como tod@s sabéis, a
medida que pasa por la tubería va eliminando todos los restos de comida pegados
en las paredes de esta.
Por lo cual, un nivel elevado de
colesterol bueno es sano y beneficioso para la salud de nuestro corazón.
El colesterol malo (LDL),
transporta el colesterol desde el hígado a los tejidos corporales.
Por tanto, si el nivel de
colesterol malo en sangre es elevado, este puede irse acumulando poco a poco en
las paredes de los vasos sanguíneos, estrechándose estas e incrementándose el
riesgo de enfermedad cardiovascular.
Como norma general, podemos
considerar que los alimentos de origen vegetal no contienen colesterol,
mientras que los de origen animal si lo contienen.
Es recomendable no sobrepasar los
300 mg de colesterol al día, pero probablemente si os doy tan sólo este dato os
quedareis igual…para que os hagáis una idea, un huevo entero contiene unos 250
mg de colesterol.
Vamos a ver ahora una serie de alimentos ricos en
colesterol y grasas saturadas perjudiciales para la salud:
- Carnes rojas = cordero, ternera, etc…
- Embutidos, paté, mayonesa, hígado, sesos y casquería en general.
- Bollería, azúcar, huevos, mantequilla, pastelería industrial, etc…
- Leche y derivados como el queso curado, helados, etc…
En el lado opuesto, encontramos
alimentos que ayudan a reducir el colesterol tales como:
- Algunos frutos secos no fritos como por ejemplo
las nueces, almendras o las pipas de girasol.
- Pescado azul como el bonito, caballa, atún,
sardinas, etc…
- El aceite de oliva en su justa medida.
- Frutas como el kiwi, ciruela, pomelo, manzana,
etc…
- Algunos moluscos como mejillones, berberechos y almejas.
- Arroz, legumbres en general, soja, germen de
trigo, avena, etc…
Dicho todo esto, una buena manera de mantener el nivel del
colesterol malo (LDL) lo más bajo
posible es llevar una forma de vida saludable.
Procurar tener una alimentación sana y adecuada, mantener
nuestro peso entre los valores recomendables de Índice de masa corporal,
realizar ejercicio de manera regular, y disminuir o eliminar el consumo de
alcohol y tabaco.
Si pensáis que esta información puede interesarle a
cualquiera de vuestros amig@s o contactos, no dudarlo un instante y
compartirla.
Un saludo y feliz semana a tod@s!