La suiza Gabriela Andersen marcó la historia de los juegos olímpicos al conseguir llegar a la meta después de realizar los últimos kilómetros totalmente exhausta.
Sufría calambres, deshidratación y estaba desorientada, pero aún así logró terminar la prueba.
Ella acaba de llegar en el puesto 37 entre 44 corredoras, pero fue más aplaudida que la medallista de oro Joan Benoit.