Todos en alguna ocasión hemos leído o escuchado que caminar
por la arena de la playa es algo muy saludable, pero ¿por qué?
Pues bien, hoy quiero explicaros la gran cantidad de
beneficios que nos puede aportar un simple paseo por la orilla de nuestra playa
favorita.
Para empezar, caminar descalzos por la orilla del mar es una
actividad muy relajante y placentera que contribuye a liberar el estrés
acumulado.
Al contactar la piel
con la arena se renueva el flujo
sanguíneo, previniendo así que una
deficiencia circulatoria hinche los tobillos o aparezcan varices.
Al andar por la arena, utilizaremos más músculos y aplicaremos
una fuerza mayor a ellos que si lo hiciéramos por un terreno estable. Esto
ayudará, por ejemplo, a tonificar y fortalecer el tobillo, lo cual nos
prevendrá de lesiones. Además, algunos
minerales presentes en la arena en pequeñas cantidades como el yodo o el sodio,
ayudan a hidratar nuestra piel.
Dentro de pasear por la playa, podemos seleccionar 3
“niveles” según nuestro estado de forma o si tenemos algún objetivo concreto.
2º. Arena seca = Requiere de un esfuerzo bastante mayor pero sus beneficios son múltiples. Nuestro tono muscular aumentará notablemente, y además mejoraremos nuestra coordinación y equilibrio. Ojo con las posibles lesiones y la aparición de agujetas!
3º. Caminar con el agua a la altura de las rodillas = Para los que quieran aplicarse a fondo, es un ejercicio agotador pero que fortalece de manera espectacular la musculatura de las piernas y los glúteos. No olvides levantar bien las piernas en cada paso.
Cabe recordar que si decides andar por la arena evita hacerlo a las horas centrales del día, protégete la cabeza con un sombrero o gorra, utiliza protector solar y lleva una pequeña botella de agua para hidratarte.
Un saludo.
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